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jueves, 21 de enero de 2010

Me enterré en las hojas de otoño para soñar con cuentos de hadas


Una hoja otoñal cae de un árbol, dispersando polvo de hadas, pequeña, pecosa y con grandes ojos, la niña de las trenzas se columpia lentamente en el parque. Soñadora y fantasiosa su mente se expandía más allá de disney channel. Se ajustó los lazos de las trenzas y pisando fuerte con sus botas de agua rojas, se lanzó a la aventura.
El parque estaba lleno de niños a su alrededor aunque a ella le parecía estar sola. Todo lleno de árboles de tonos anaranjados que continuamente se despedían de sus hojas.
Necesitaba ver las nubes y mirar más allá, asique recogió puñados de hojas naranjas que ya habían caído de sus árboles y las amontonó en las faldas de uno que ya estaba medio pelado, pero que era grande y robusto.
Cuando tuvo un montón suficientemente grande se apartó y lo miró orgullosa de su trabajo.
Con una sonrisa, la niña de las trenzas corrió hasta su montón de hojas y se dejó caer. Se acomodó, feliz, sonriente, pensando que así debían ser las camas de las princesas de los reinos muy muy lejanos.
Vio las nubes, miró más allá, y así, enterrada en las hojas de otoño, soñó con cuentos de hadas...

Los ojos avellana


Hay personas que se peinan cada día, que se arreglan el cabello y que se olvidan del corazón, personas así destrozan corazones de almas puras, inocentes y despeinadas, como la suya.
Ella
una chica despeinada, tenía el corazón cerrado con candado. Un alma pura y reluciente, unos grandes ojos color avellana tostada que son un libro abierto para quien tiene su manual (muy difícil conseguir)
Alegre, divertida. siempre con una perfecta sonrisa comparte su bondad y su buen corazón, manteniéndolo, por supuesto, bien cerrado.
Pero algo le ha pasado a sus ojos avellanas que ahora brillan más que nunca y a su sonrisa, que ahora luce con más fuerza.
Alguien, ha desmantelado todas las barreras, que un buen peinado le obligó a construir, alguien tiene la llave del candado de su corazón.

¿Lo abrirá?
La niña despeinada está sintiendo, después de mucho, y anda orgullosa de sus sentimientos por los pasillos, mostrando su felicidad a todos.
y yo me pregunto
¿Y quién no se enamoraría de sus ojos de avellana?

martes, 19 de enero de 2010

El castillo compartido

Erasé una vez una princesa caprichosa. Vivía en un castillo en el que todo tenía, muchos pretendieron su mano, siendo pronto rechazados por la princesa que se cansaba de ellos al instante. Hastiada de romper corazones la caprichosa princesa dejó pasar el tiempo harta de todas sus posesiones y pretendientes.

Tenía de todo, no le quedaba nada más por pedir. Cansada, monótona contemplaba cada día sus miles objetos sintiéndose gris y sola. Ninguno de sus muchos juguetes la llenaba y parecía ser que no estaba hecha para relacionarse con los príncipes de los otros reinos, ¿por qué? Tal vez porque eran tan grises y caprichosos como ella.

Un día un joven caballero irrumpió en su castillo con descaro, sin llamar a la puerta si quiera.-Qué mal educado!.- pensó la princesa horrorizada. Pero por alguna razón no lo echó, además dudaba que pudiera conseguirlo.

Fuerte y salvaje, el impetuoso caballero se instaló en el castillo.Obligando a la princesa a dejar de observar sus juguetes, pues la tenía demasiado ocupada observando de cerca cada uno de sus movimientos, para vigilar que éste no sobrepasaba los límites establecidos.
Pero él lo hacía y lo hacía sin parar, con frescura, con energía, con la sonrisa que lo caracterizaba. La princesa estaba desconcertada.

Ya no miraba sus juguetes, es más ni se acordaba de ellos.
El fuerte caballero la informó una tarde mientras rompía sus juguetes sin que ella consiguiera reparar en éste ínfimo detalle embelesada por sus ojos, de que no pensaba irse del castillo, es más, lo daba por conquistado.- Ahora el castillo me pertenece y con el todo lo que hay dentro. Tu puedes seguir siendo su princesa si así lo deseas pero ya no volverás a mandar sobre él.

La princesa por primera vez en su vida se vio desafiada, su mirada la retaba y la incitaba a la lucha. Rompe mis juguetes, aposéntate en mis habitaciones, pero el castillo me pertenece.-
Y desafiante, con una mirada de furia se acerco hasta el caballero y depositó en sus labios un dulce y lento beso que lo dejó extasiado.

- Ahora tu eres mío, no mandaré sobre ti, pero mandaré contigo.

El normalmente rebelde caballero, no se quejo ni opuso resistencia, como si al igual que ella, fuera lo que mas anhelaba, y una vez más sonrió. La tomó en volandas y se perdieron por los laberintos del amor, se fundieron sus espiritus ahora salvajes, impetuosos, descarados, algo caprichosos pero sensatos y firmes, y sobre todo, rebosantes de amor y alegría.

Nunca más volvió a ser gris la vida de la princesa.
Nunca más volvió a ser caprichosa pués no necesitaba más que a su amado caballero.









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Dedicado a todos los nobles caballeros que sin avisar entran en el corazón de las princesas, arrasando con todo, para traer la paz y la alegria :)